Una oficina satélite puede recordarnos a aquello que, tradicionalmente, consideramos como una sucursal. Es un espacio de trabajo físicamente separado de la sede de una compañía que puede, incluso, estar ubicado en otras ciudades o países. Reduce costes a las organizaciones y mejora la productividad de la plantilla. 
 
Las oficinas satélite son comunes y bastante populares en ciudades modernas como Nueva York o Londres. Ahora, este nuevo concepto laboral empieza a tener repercusión en España, sobretodo, desde la pandemia. Pero, ¿qué son realmente?

En los últimos años, es obvio que se han producido diversos cambios en las oficinas y han aparecido nuevos conceptos relacionados con el trabajo. En este nuevo contexto, las oficinas satélites son una solución para, por ejemplo, descomprimir los lugares y espacios de trabajo y solucionar algunos de los posibles problemas derivados del teletrabajo como una mala conexión a Internet. 

Es decir, las compañías entienden los beneficios del home office, y por eso se sigue practicando; pero también buscan las ventajas de un espacio propio de trabajo que puede ser más pequeño y funcional que la sede central. Y, consecuentemente, más barato. Generalmente, con estas sucursales, las compañías reducen costes gracias a establecerse en locales más pequeños o situados no necesariamente en los centros de las ciudades.

De hecho, se recomienda que el factor que determine la ubicación de estos satélites sea la fuerza laboral. O dicho de otro modo: en las oficinas satélite no prima estar en el centro neurálgico y disruptivo de una ciudad sino que esta alternativa apostará más bien por estar en un lugar cerca de donde viva la mayoría de su talento.

La elección de espacios más pequeños -pero estratégicamente ubicados- supone una reducción en los tiempos de desplazamiento de la mayoría de los empleados y más comodidad para ellos. Y esto es igual a mayor productividad y satisfacción en el trabajo.

Es más: es normal que estos espacios estén en ciudades, incluso países, diferentes a la sede central de la compañía. Es una posibilidad para acceder a un talento específico en una zona concreta, acercarse a clientes de interés o de lograr mayores éxitos operativos. 

Las oficinas satélite, además, influyen positivamente en la cultura de la empresa. Aquí los trabajadores tienen gran flexibilidad -como con el formato híbrido- y, a su vez, se fomentan las relaciones personales. Es decir, la cooperación o cohesión de grupo que cuesta tanto mantener a través del teletrabajo. 

Por otro lado, estos espacios fomentan la colaboración, más todavía, si se encuentran en un espacio de coworking. Los servicios, la proximidad y los beneficios incluidos en las oficinas coworking los convierten en los espacios ideales para implementar un modelo satélite.

Y, para evitar contratiempos, es crucial que la infraestructura de Internet sea segura y rápida. Esto permite que todos los empleados trabajen de manera rápida y eficiente y puedan comunicarse de forma remota con compañeros en la sede central o en sus casas desde estas oficinas más pequeñas. 

Estos espacios, que funcionan como complemento a la oficina central, suelen ser alquilados por empresas que tienen una plantilla que trabaja de forma remota. También es una buena alternativa para aquellas compañías que necesitan estar cerca de clientes o proveedores o aquellas que necesitan expandirse dentro de la sede, pero sin hacerlo a gran escala. 

Empresas que busquen una solución ágil y flexible en zonas estratégicas pueden optar por implantar sus oficinas complementarias en este tipo de espacio. Eso sí, antes de abrir una oficina satélite, deben considerar si con esa ubicación se pueden alcanzar los objetivos comerciales marcados y evaluar si se quiere dejar huella en una ciudad o país concreto.

Para acertar con el mejor lugar se recomienda confiar en el expertise de grandes conocedores del mercado inmobiliario como Servihabitat, cuyo stock de oficinas por todo el territorio facilitará que toda organización encuentre el mejor lugar para seguir creciendo.